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ENFERMEDAD VENOSA CRÓNICA

La ENFERMEDAD VENOSA CRÓNICA (EVC) o insuficiencia venosa crónica es el resultado de una alteración estructural del sistema venoso. La función fundamental de este sistema consiste en devolver la sangre de las piernas al corazón y, por tanto, contra la gravedad.

Todo este proceso se ve apoyado por prolongaciones de la pared de la vena, presentes en su interior y denominadas válvulas venosas, y también por el sistema muscular de los miembros inferiores. La contracción de los músculos de las piernas producen una eyección de sangre venosa que retrocede y se acumula en el interior de las venas por la presencia de las válvulas mencionadas, las cuales impiden el reflujo de sangre al cerrarse.

El funcionamiento venoso depende de lo siguiente:

  • el rendimiento de la pared de la vena;
  • las válvulas venosas correspondientes;
  • los músculos propulsores que aseguran el flujo normal de sangre hacia el corazón.

La acumulación de sangre dentro de los vasos por una lesión en la pared de las venas o en las válvulas provoca su dilatación y deformación. Al ser una enfermedad evolutiva, estas alteraciones son progresivas y agravan la separación de las válvulas y la aparición de las varices.

El riesgo de desarrollar EVC aumenta con la edad y afecta con más frecuencia a mujeres que a hombres. Esta diferencia se debe a la presencia de estrógenos en la mujer y por eso, también se produce una gran incidencia de EVC durante el embarazo. La predisposición familiar, la obesidad, el estreñimiento y algunos comportamientos de riesgo como la falta de ejercicio físico, el consumo de tabaco, actividades que requieren largos periodos de pie o sentado, el uso de ropa ajustada o zapatos demasiado altos o planos pueden favorecer la aparición de esta dolencia.

La sintomatología de la enfermedad venosa se caracteriza por dolor en los miembros inferiores, piernas pesadas y cansadas, edema (piernas hinchadas), picor, hormigueo y calambres nocturnos. Estos síntomas normalmente aparecen sin que se observen señales exteriores de la enfermedad. El primer indicador de la EVC son las venas dilatadas en el tobillo (varices) y los derrames (telangiectasias). A seguir las piernas hinchadas, situación que se agudiza con el calor y después de periodos prolongados de pie o sentado, picazón que puede derivar en dermatitis e hiperpigmentación que provoca el oscurecimiento de la piel en zonas localizadas. En la fase más avanzada de la enfermedad, en caso de no tomar medidas preventivas ni de seguir un tratamiento adecuado, pueden aparecer úlceras venosas, muchas de ellas de difícil tratamiento.

El tratamiento indicado para la EVC es farmacológico asociado al tratamiento compresivo (medias elásticas). Los medicamentos actúan sobre la mejora del tono venoso, el aumento de la resistencia capilar y la normalización de la permeabilidad capilar. La compresión elástica fomenta la reabsorción del edema e impide su formación, disminuye el calibre venoso y aumenta la velocidad del flujo sanguíneo, reduce el reflujo en la posición de pie y mejora la contractibilidad muscular.

La prevención es la mejor manera de evitar la EVC o su progreso. En este sentido, resulta importante:

  • No permanecer muchas horas de pie o sentado (sobre todo con las piernas cruzadas): tratar de realizar movimientos circulares con los pies o caminar después del horario laboral.
  • La práctica de ejercicio regular ya que estimula la contracción muscular y el retorno venoso. Hay que escoger el deporte más adecuado. Dar preferencia a caminar, la gimnasia, el ciclismo o la natación en lugar de deportes de impacto brusco como el tenis o el baloncesto que provocan variaciones en la presión sanguínea de las venas.
  • Llevar ropa o zapatos cómodos que no dificulten la circulación.
  • Llevar una alimentación rica en fibras, con una hidratación y reducir la ingesta de grasas saturadas para evitar el sobrepeso y el estreñimiento, factores del aumento de la presión venosa.
  • Masajear las piernas de abajo hacia arriba para estimular el retorno venoso.
  • Facilitar la circulación sanguínea durante el sueño: realizar movimientos de pedaleo antes de dormir y levantar los pies de la cama de 10 a 15 com.
  • Eviatr los lugares calientes como la exposición solar prolongada: pasar agua fría por las piernas y permanecer en lugares frescos estimula el funcionamiento venoso y alivia el dolor y la sensación de piernas pesadas.

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